martes, 5 de julio de 2011

Las hojas perdidas

"En un soberbio gabinete donde el gusto oriental parece acomodado con lujo, y sus primores, vestida con la elegancia de una hija del alba y muellamente reclinada sobre un magnifico sofá de descanso, se ve una mujer encantadora.
Sus ojos son el telegrafo del corazon; en ellos irradia el fuego de la pasion que lucha; y encuentra obstaculos pero que no ceden, que lo soporta todo; su cabello negro se derrama destrensado en gracioso abandono, sobre la espalda y en su frente despejada y tersa resalta la blancura de la nieve.
Su seno se alza turgente como para dar mayor expancion a las secretas sensaciones que conmueven su corazón.
Su talle flexible como el junco y elegante como la palmera, la handa birón en las playas del amor adormecida en brazos de un amante sobre una roca al resplandor de la luna.  Hace en todos los encantos de la juventud y del amor, es menos interesante que Matilde, en sus manos de alabastro se desliza una carta cuyas linéas devora con asiedad.
Matilde cuatro años ha que con los ósculos de la inocencia y los abrazos paternales del cariño nos separamos en la puerta del Colegio, tu para alumbrar con tu belleza, los salones del gran lujo, y yo para ceñir en las soledades del claustro la mortaja de la juventud.
Cuatro años que han pasado con la lentitud que imprime el tiempo y el sufrimiento, que han secado la fuente de lagrimas mis ojos, y envejecido mi corazón, cuando el crepusculo de mi vida era engalanada por las ricas ilusiones de mi juventud yo era feliz yo gozaba la candidez de una niña, los amargos arrobamientos del corazón, yo no conocia otras pasiones que los que acompañan los goces infantiles; penas raquidad que no dejan nunca huellas en el corazón.
Mi vida era un risueño paraiso, en donde tu me prodigabas todas las caricias de una tierna compañera, pero luego destinada por el voto de mis Padres como ofrenda a los altares de Dios me arrancaron del sueño de mis encantos; para sepultarme en una tumba ¡Oh! mil veces venturosa si las ultimas palabras que di en el mundo hubieran sido las últimas en la vida pero no, la suerte me destinaba pesares mas profundos, ilusionada por el buen tratamiento que me daban los primeros dias senti pasarse un año sin que una pena grave emponsoñare mi corazón, cegados por el candor, mis ojos no pudieron adivinar los negros cuadros, que siguieron de aquella primera escena.
Despues sin saber lo que hacia jure ante Dios y el mundo matar mi corazón, y ahogar mis sentimientos y enlutar mi juventud; pasaron algunos dias a medida que mis facultades intelectuales sedian a la ley del desarrollo yo comensaba a sentir de otra manera comprendi que en lo intimo de mi corazón habian serpientes envenenadas que anhelaban por salir y que mi amor empesaba a sentir el peso de sus cadenas, en fin yo me sentia con animación, con vida y estaba en un sepulcro!......
Era ya demasiado tarde la negra imagen del remordimiento velaba mis congojas, y yo era infeliz! Tu entregada a los placeres del mundo, embriagada por sus goces, no comprendes quiza mis pesares; no comprendes que el corazón de una monja pueda albergar el sufrimiento, el mundo nos creen felices porque no estudian nuestras penas, porque nuestras lagrimas no empañan el cristal de sus placeres.  Oh! los sollosos de una monja se pierden en su celda y sus lagrimas entre los pligues de su sayal.  yo vivo triste porque tengo ojos que no ven la luz de la libertad, oidos que no oyen otra musica que el acento de los funerales, pensamientos que mueren en lo estrecho y lobrego rincon de las murallas, corazón que se estrella contra los hierros de una celocia.
Alla en mis ensueños juveniles oia hablar de amor, palabra para mi desconocida, no obstante, sin turvar la quietud me hacia adivinar un no se que de divino y celestial en un mundo de delicias.
Hoy no se lo que es amor, no se si amo, solo se que en las profundidades de mi alma hay un sentimiento santo y poderoso, que lucha por hablar con otra alma de identico sentimiento.  Solo se que en mi corazón, hay una voz sonoraque vibraría dulcemente si otra voz a mi pecho respondiera.
Siento afecciones indefiniles que me elevan a un mundo superior!  Pero en vano tan gratas iluciones mueren al instante de nacer!  Si todo cuanto siento de sublime cuanto alaga a mi alma, muere porque la toca es la mortaja del sufrimiento.
Tengo alas para volar pero me falta el espacio, ancio luz y me ahogo con las tinieblas, quiero perseguir la imagen de la dicha y me hayo envuelta en la desventura; yo soy como una flor arrancada prematuramente de tu tallo en la losa de un sepulcro del gran libro de la vida solo conosco la primera pagina las demas estan en blanco para mi apenas en la aurora de mis años la luz de mi esperanza se apago en mi corazón.  Matilde para mi el ayer y el mañana son iluciones que no hayaron un istante quimeras en que crecia el deseo aqui no hay más que el presente porque las fibras en el claustro no son mas que una pesadilla constante. el pasado es la historia de un sueño sin vision que no desea ni la luz de la mentira y el porvenir una noche de tormentas una sombra levantada sobre un abismo.  Aqui en la lobreges de la celda hasta los recuerdos mueren porque si alguna vez el pensamiento evoca su memoria todos huyen pálidos y sombrios, como los ultimos reflejos de un crepúsculo de un invierno en el silencio de la noche, cuando los fantasmas del delirio esaltan la imaginación, cuando la materia descansa sobre un lecho de tablas y el espiritu rebelde se lanza al travéz de las paredes, a las reuniones del mundo, me imagino a tu lado cogiendo las flores del jardin, o en el balcon viendo la juventud a nuestros pies. me parece que montadas en soberbios caballos veloces como el rayo, orgullosos de sus cargas, cruzabamos las llanuras estaciadas con la belleza de los campos, me creo contigo en el piano hablando el lenguaje de los cielos que llaman musica, y que arroba el alma; que conmueve y electrisa el corazón.¡Otras veces! Pero! hay tan gratas iluciones desaparecen para dejarme sumida en las tinieblas del dolor.
Despierto y al palpar mi desengaño quiero huir del lecho, pero en vano! incensata, tendria que huir de mi misma; tendria que morir, porque el corazón es el más cruel verdugo. ¡Que bello debe ser el mundo, Matilde!  Cuan ricos sus placeres!  Cuan interesantes sus hombres; sus festines sus conciertos! suave sera aspirar el aura vespertina contemplar la blancularidad de la luna en el paseo!  Que grato debe ser el incenso quemado por los hombres en el altar de la belleza!  A mis oidos llego la musica del baile, su sonido electrisami corazón como la fuerza, galvánica comunicada a un cadáver.  Alli do corazones unidos volaron en las notas de la música, hasta el trono del altisimo!  Alli todo sera felicidad, mientras que aqui solo se escucha el tañir de la muertey los gritos del arrepentimiento que se pierden en los inmensos vacios del alma.
Matilde, Matilde yo soy muy infeliz y mas aun cuando comparo tu existencia con la mia.  Buen Dios!  que diferencia!  ambas nacimos para ser felices, y un hondo precipicio separó nuestra suerte, como dos arrollos de un mismo origen que al empezar su curso toman distintas vias para nunca unirse; el uno salta bullicioso formando lindas cascadas, y se arrastra al travez de rosas y lirios, y el otro corre por entre peñascos; y va a caer en un estanque.  Tu reclinada en el seno de un esposo tierno, inundada de caricias no sientes ni las horas que ruedan por tu frente.
Para ti, la vida es un sueño sin mañana un paraiso velado por los angeles del bien donde no hay serpiente que envenene tus placeres, donde las flores mas esxoticas se renuevan a merced de tu capricho, y donde cada sonido es un himno levantado a tu ventura, si tu corazón palpita hay otro corazón que responda a sus latidos, y si una lágrima empaña tus ojos, tendras una mano cariñosa que enjugue tu pupila, pero yo Matilde, condenada en la primavera de la vida, y encerrada en una jaula de paredes donde la juventud se marchita antes de tiempo, arrastro una existencia miserable.......¿Que digo? una existencia, no yo no vivo.......La vida de una monja es el sueño de la muerte, el claustro un cementerio, y cada celda una tumba.
Dios mio!  yo arrastro las cadenas de una prisionera e inocente porque la fuerza es la única flor que no va agotando el infortunio en mi corazón.  Soy una planta sin cultivo en la soledad de un yelmo cuando debiera ser un árbol frondoso lleno de sabia y de perfume en la alameda del jardin, soy una lampara funeraria y vacilante que alumbra un calaboso cuando debiera ser un sol resplandeciente en el cielo del mundo, ¡Ay!  Matilde, mis ojos se oscurecen por las lagrimas, mis manos tiemblan, mi cabeza se pierde al trazar los negros cuadros de mis amarguras.
¡Adios!  y si al lado de una mujer dichosa llega la voz de una monja desgraciada si en medio de algazara del mundo puedes escuchar los lamentos de la proscrición y desgracia consagra tu pensamiento a la infeliz amiga del Colegio y de la infancia.  Margarita.
Al terminar la lectura de esta carta Matilde parecia atravesar una crisis mortal que la presa de un verdugo horrible.  Un torrente de lágrimas desprendidas de lo más hondo del corazón se derramo por sus mejillas, y sus labios murmuraron con despecho.
¡Cuan infelices somos las mujeres!  En el claustro nos acosa la desesperación, y en el mundo también ¡Oh si Margarita supiera lo que es el mundo! ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~
Margarita:  cuatro años hace que salimos a volar; cuatro años!.......  Pajaros perdidos, no habiamos tropesado en el espacio.  Al fin tu voz ha llegado a mi, con el acento de la desgracia; pero ella ha encontrado un heco humano en los torrentes del infortunio, ¡Yo también soy infeliz!  Dos almas se apoderaron de nosotras al salir del Colegio y nos estrecharon contra las rocas encrespadas.
El claustro y el matrimonio.  Pasamos del dintel de la escuela social con el ojo limpio y sereno, desafiabamos una pendiente tortuosa y quisimos una corona de dicha, y de espinas se clavaron en nuestras frentes; quisimos un trono llegamos a el pero vajo el solio encontramos lo desesperante estatua de la desgracia.  Hace cuatro años eramos dichosas, hoy somos infelices tu en la jaula de amargura que llaman el claustro, y yo en esta jaula de desesperación que llaman matrimonio.  La suerte tejio nuestras coronas A ti te adornó con la corona de ciprés y rosa de la enterrada vida, y sobre mis cienes colocó la guirnalda de mirto deshojada por la mano de la esposa.
Monja y esposa hoy tropesamos en el campo de las confidencias tu con el hábito, yo con mis galas, tu con la toca, yo con mi anillo, tu envidias mi suerte y yo quisiera esconderme en los pliegues de un sudario.......Oh! mis acentos me recuerda los recuerdos de la primera edad........
Recuerdas Margarita cuando cantabamos:

Eres vella porque eres inocente
Porque eres pura cual la flor temprana,
Que abre su cáliz fresco a la mañana
Y exala en torno delicioso olor.

Y yo te respondia:

Amable cual la queja condoliente
De tierno pajarillo en el desierto,
Cuando en el nido que encontramos yerto,
La ausencia llora de su amante en el.

Recuerdas en el piano como latian nuestros corazones cuando cantabamos el duo del juramento.  Era que en esa edad nuestros corazones adivinaban el amor.
Recuerdas cuando al pálido alumbrar de la luna adivinabamos nuestro porvenir en nubes de safiro y de plata ¡Oh! recuerdas del placer perdido, no lo recuerdas Margarita?
El mundo me recibio con entusiasmo, asistia a bailes, y en uno conoci a un joven que me llamò la atenciòn, tan espiritual, tan franco se salio de las galanterias vulgares Este joven, me llamò la atenciòn.  Pero!  Ay! esta debia ser la mas cruel de mi corazòn mi corona de martirio. siguio visitandome nuestras relaciones subieron como espumas y como espuma, el viento de la suerte los disipò¿.....  Pasò el tiempo mi madre me urgiapara que tomara estado, entonces yo desengañada le di a otro que no era mi amor la mano de esposa.  Se me vistio de blanco mis facciones las cubrieron con un velo trasparente y en mis cienes colocaron una corona de azahares, y con ostentosas galas me vistieron para en esta tumba, donde se agoniza lentamente y sin consuelo mi esperanza.
¿Misterios del corazòn Margarita!  yo apreciada del que debia apreciarme en la peregrinaciòn de la vida, pero el primer dìa de nuestra uniòn, fue de odio hacia mi dueño.  Soy su forzada compañera, no su amiga, soy su esclava no su esposa los lazos que nos atan nos unen socialmente y nos separanen los misterios del amor. Y ahora continùo atada a un hombre a quien aborresco, estoy unida al carro de la desesperación, combatimos contra las alas del infortunio; sin una estrella en el cielo sin una luz en el horizonte, mi esperanza se acabó.  Mi esposo tampoco me ama soy su expiación.  En dias pasados le encontré contemplando un retrato, no era el mio.......  Matilde, me dijo escondiendo el retrato y aplacando su temblorosa voz.......  eres mi cielo, mi felicidad, endigo el instante en que te amé y más amo el momento en que el matrimonio unio nuestra suerte para siempre.
Ya comprenderás, Margarita, como son los hombres y como el mundo que anhelas, ambas llevamos la indiferencia en el corazón ¿que digo? el odio, pero nuestra educación nos hace cubrir con el ropaje de la satisfacíón, y el mundo se deja llevar de las comodidades que disfrutamos y envidia nuestra suerte! somos dos cautivas atadas a un mismo cadaver corrompido y yerto, dos vivoras mordiendo del mismo acero dos naves perdidas en un mismo martirio, con una misma expiación y a pesar de esto unidas desde el altar hasta la tumba!  Margarita las esposas y las monjas romperan sus lazos en el fondo de la tumba.  Mi tumba tiene flores y placeres, y la tuyasudarios y crespones, a mis oidos llega la música de los cantores de la muerte toma mis flores, dadme tus cilicios toma esta algazara del mundo bullicioso dadme la soledad de tu celda Margarita

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